No sé si esta mascarilla es realmente egipcia, pero es bastante famosa en Internet y yo me decidí un día a probarla y aquí está mi opinión. Como sabemos, los egipcios son de los primeros pueblos preocupados por la apariencia externa, la belleza, el maquillaje en general… siendo los inventores de cosas tan cotidianas para nosotros como son los espejos e incluso de la máscara de pestañas que nos ponemos cada día (no exactamente esa, pero algo muy parecido sí). La cantidad de cosmética que ellos crearon es increíble, resaltando el hecho de que se basaban para hacerla en los productos que tenían más a mano.
Esta mascarilla facial de la que hoy os hablo es especial para pieles grasas y con poros abiertos.
Ingredientes:
- 1 Huevo
- Media cucharada de aceite de oliva
- 1 cucharada sopera de harina
- Una cucharadita de sal gruesa
- 1 Cucharada sopera de leche entera
Si no se tiene sal gruesa se puede hacer con sal fina también, igual que si no se tiene leche entera, también se puede utilizar desnatada o semidesnatada pero nos quedará una consistencia un poco más líquida y no será exactamente igual de efectiva.
Cómo hacerlo:
Hay que mezclar muy bien todos estos productos en un cuenco. Lo primero que tenemos que hacer es batir el huevo, mezclándolo con la leche y el aceite de oliva. Una vez que ya tenemos la parte líquida de la mascarilla preparada hay que ir añadiendo poco a poco la harina y la sal. Esto dará consistencia a nuestra mascarilla y hará que quede más espesa. Lo ideal es que quede como una pasta ligera (no muy dura), pero como he señalado antes, si usas sal fina o leche desnatada va a ser muy difícil que quede con la misma consistencia.
Aquí os dejo esta foto de cómo queda la consistencia sin usar sal gorda y leche entera:
Como idea, a esta mezcla le podéis añadir dos gotitas de aceite de rosa mosqueta o de aloe vera, añadiendo a la mascarilla más propiedades beneficiosas para nuestra piel.
Modo de empleo:
Una vez que ya se tiene la mascarilla preparada, lo que tenemos que hacer es lavar bien nuestra cara con agua tibia o caliente, para abrir nuestros poros y que la mascarilla tenga más efecto. Después secamos nuestra cara con una toalla a golpecitos, sin arrastrar la toalla por nuestra cara y con la mano cogemos un poco de mascarilla del cuenco y nos lo vamos aplicando por toda la cara y cuello.
Una recomendación mía es que cuando os apliquéis la mascarilla, lo hagáis con movimientos circulares, ya que como contiene sal, ésta hará las funciones de un exfoliante, ayudándonos a eliminar las pieles y células muertas de nuestra cara y cuello.
Cuando ya tengamos la mascarilla aplicada, solo hace falta dejarla que se seque bien. Yo la dejé un cuarto de hora, aunque a los diez minutos ya estaba totalmente seca. Ahora es el momento de aclararse la cara. Es recomendable hacerlo con agua tibia ya que así hace que sea más fácil retirarla y además nos aseguraríamos de que nuestros poros se limpien bien gracias a la sal.
Por último, ya solo nos queda dar un segundo aclarado a nuestra cara, pero con agua fría, para que los poros se cierren y evitar que se acumulen toxinas en ellos.
Los efectos de la mascarilla:
Aquí solo os puedo hablar de mi experiencia, ya que cada persona y cada piel es un mundo. También, os recuerdo que esta mascarilla es para pieles grasas y que a lo mejor es agresiva para pieles secas/sensibles. Mi piel en sí, no es grasa, es mixta pero me decidí a probarla.
He de decir que cuando yo la probé tenía unos granitos en la barbilla de esos a los que yo llamo “los inmortales”, porque cuando creías que ya estaban desapareciendo y que te ibas a librar de ellos… ¡vuelven! La cosa es que yo estaba con tres inmortales de estos cuando me apliqué la mascarilla, y cuando la estaba dejando secar, noté cómo la sal me hacía efecto en ellos, sentí como un cosquilleo en ellos. Cuando me aclaré la cara con el agua y vi por fin mi cara de nuevo, me di cuenta de que me había secado los granos, y a los dos días ya nos tenía ni rastro de ellos en la barbilla, hasta el día de hoy que ya han pasado varias semanas.
También noté la piel suave y aterciopelada y más sana. Sin embargo, yo tengo puntos negros en la nariz, no muchos, pero algo sí que tengo, y bueno, pude comprobar que sí que me había limpiado un poco esa zona… pero no mucho. Por lo que mi votación de esta mascarilla es la siguiente: Para granos: ¡un 10! Para puntos negros: un 2…
¡Espero que la probéis y me digáis cómo os ha funcionado a vosotras y si os ha gustado!
¡Gracias por leerme!